Nuevo diseño de administraciones locales.
Es un tema últimamente demasiado recurrente, la aplicación a los servicios públicos de modelos de gestión de las empresas. Por un lado hablamos de reformular la gestión de las cuestiones públicas y por otro de la dimensión de las administraciones públicas.
Nos olvidamos de varias cuestiones cuando hablamos de las cosas públicas y sobre todo es de su historia reciente. La administración pública como tal comienza realmente con el estado moderno o burgués que nace en Europa al calor de la revolución industrial y el ascenso de la burguesía como nuevo elemento de poder económico y político. En estos tres últimos siglos(XVIII-XIX-XX) hemos asistido a una transferencia de poder desde el monopolio del Rey, nobleza (y en algunos paises el clero) a un monopolio del poder político de una burguesía financiera. Esto también se ha visto reflejado en las transformaciones que han sufrido las administraciones públicas que desde servir a los intereses del Rey, sirven actualmente a los intereses del estado y en parte a los de quién detenta el poder político.
Es normal por tanto que tengamos que asistir a una transformación de la administración pública que hemos ido heredando de esta transformación política fruto de la evolución política. Por un lado el estado actual está basado en estructuras políticas de principios de las revoluciones burguesas. Tanto es así que todas las estructuras superiores al municipio se han creado en dicho proceso. Actualmente no tienen mucho sentido la existencia de algunas por que se han difuminado sus competencias en las nuevas estructuras políticas que obedecen a los últimos cambios políticos-económicos vividos en los últimos 40 años de historia reciente.
La discusión de la desaparición del ayuntamiento de poblaciones con menos de 1000h o menos, la de las diputaciones provinciales. La reforma de las CCAA y sus competencias e incluso del estado burgués moderno dan para abrir líneas de debates muy interesantes que iremos, poco a poco desgranando en sucesivos artículos de opinión vertidos en estás páginas.
Comencemos por decir que la aparición de estás estructuras administrativas, que actualmente son tan criticadas, no son en suma más que el producto de dar en su momento una solución a una cuestión de crisis política planteadas. Es por ello que debemos comprender que la reticencia a su desaparicíón es realmente debido no tanto a perdida de función y no acojerse a su cometido sino al sentimiento de involución existente entre aquellos que detentan parcelas de poder desde las mismas. Sino miremos el debate existente entre los políticos nacionales ante el cuestionamiento de la existencia de las Diputaciones Provinciales ya que se aducen incluso razones de índole electoral para abrir el debate de su desaparición. Pero lo veremos en su momento.
Se habla y no sin cierta perplejidad desde mi persona, que las administraciones públicas a algunos niveles deben desaparecer y otras reinventarse. Solo nos lo planteamos, y esta cuestión debería ser sometido a crítica, cuando estás administraciones han perdido gran parte de sus ingresos por la situación económica y por ende incurren en déficit ya que los poderes políticos que las gobiernan no son lo suficientemente flexibles en la gestión y se adaptan al ciclo económico, sino que miopemente y sin un plan establecido a largo plazo, intentan seguir una política de gestión a todas luces lejana de la realidad. No obstante tampoco queremos dar alas a aquellos que con la opinión anterior quieren liquidar gran parte de la presencia de las administraciones públicas en la vida social y económica de nuestra sociedad.
Para terminar queremos indicar que el debate aun cuando apasionado debe de ser crítico con un principio no aplicado en ningún momento en ninguna administración y que es el origen del mismo, aunque no sea explicito. Es la inexistencia de la llamada RESPONSABILIDAD CORPORATIVA que toda entidad, ya sea de naturaleza pública o privada tienen que asumir por que sus acciones en mayor o menor medida, dependiendo de su dimensión, afecta a la vida cotidiana de las personas.
Nos olvidamos de varias cuestiones cuando hablamos de las cosas públicas y sobre todo es de su historia reciente. La administración pública como tal comienza realmente con el estado moderno o burgués que nace en Europa al calor de la revolución industrial y el ascenso de la burguesía como nuevo elemento de poder económico y político. En estos tres últimos siglos(XVIII-XIX-XX) hemos asistido a una transferencia de poder desde el monopolio del Rey, nobleza (y en algunos paises el clero) a un monopolio del poder político de una burguesía financiera. Esto también se ha visto reflejado en las transformaciones que han sufrido las administraciones públicas que desde servir a los intereses del Rey, sirven actualmente a los intereses del estado y en parte a los de quién detenta el poder político.
Es normal por tanto que tengamos que asistir a una transformación de la administración pública que hemos ido heredando de esta transformación política fruto de la evolución política. Por un lado el estado actual está basado en estructuras políticas de principios de las revoluciones burguesas. Tanto es así que todas las estructuras superiores al municipio se han creado en dicho proceso. Actualmente no tienen mucho sentido la existencia de algunas por que se han difuminado sus competencias en las nuevas estructuras políticas que obedecen a los últimos cambios políticos-económicos vividos en los últimos 40 años de historia reciente.
La discusión de la desaparición del ayuntamiento de poblaciones con menos de 1000h o menos, la de las diputaciones provinciales. La reforma de las CCAA y sus competencias e incluso del estado burgués moderno dan para abrir líneas de debates muy interesantes que iremos, poco a poco desgranando en sucesivos artículos de opinión vertidos en estás páginas.
Comencemos por decir que la aparición de estás estructuras administrativas, que actualmente son tan criticadas, no son en suma más que el producto de dar en su momento una solución a una cuestión de crisis política planteadas. Es por ello que debemos comprender que la reticencia a su desaparicíón es realmente debido no tanto a perdida de función y no acojerse a su cometido sino al sentimiento de involución existente entre aquellos que detentan parcelas de poder desde las mismas. Sino miremos el debate existente entre los políticos nacionales ante el cuestionamiento de la existencia de las Diputaciones Provinciales ya que se aducen incluso razones de índole electoral para abrir el debate de su desaparición. Pero lo veremos en su momento.
Se habla y no sin cierta perplejidad desde mi persona, que las administraciones públicas a algunos niveles deben desaparecer y otras reinventarse. Solo nos lo planteamos, y esta cuestión debería ser sometido a crítica, cuando estás administraciones han perdido gran parte de sus ingresos por la situación económica y por ende incurren en déficit ya que los poderes políticos que las gobiernan no son lo suficientemente flexibles en la gestión y se adaptan al ciclo económico, sino que miopemente y sin un plan establecido a largo plazo, intentan seguir una política de gestión a todas luces lejana de la realidad. No obstante tampoco queremos dar alas a aquellos que con la opinión anterior quieren liquidar gran parte de la presencia de las administraciones públicas en la vida social y económica de nuestra sociedad.
Para terminar queremos indicar que el debate aun cuando apasionado debe de ser crítico con un principio no aplicado en ningún momento en ninguna administración y que es el origen del mismo, aunque no sea explicito. Es la inexistencia de la llamada RESPONSABILIDAD CORPORATIVA que toda entidad, ya sea de naturaleza pública o privada tienen que asumir por que sus acciones en mayor o menor medida, dependiendo de su dimensión, afecta a la vida cotidiana de las personas.
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