Regeneración Democrática (8). Reforma del Estado.
Regeneración Democrática (8). Reforma del Estado.
En el anterior artículo observamos que el mayor y más grave problema de nuestra democracia es la prevalencia del poder ejecutivo sobre los otros dos poderes: legislativo y judicial.
¿Ahora bien diagnosticado el problema cuales son las soluciones? Una es que sea el propio poder ejecutivo el que modere el uso de las herramientas que la constitución le otorga. De forma que reduzca su preponderancia sobre el poder legislativo y permita a este que haga su labor de crear leyes más que de controlar y fiscalizar el ejercicio del poder que la carta magna le confiere. Otra de las medidas es la potenciación de la estructura atrofiada del poder Judicial para que adquiera una dimensión acorde con las necesidades de los ciudadanos para solventar sus conflictos judiciales. Esta sería la opción de mayor y mejor voluntad por parte de los gobernantes. Pero la historia siempre nos demuestra que la buena voluntad no es la mejor de las herramientas para evitar que los "tiranos" o ambiciosos del poder abusen del mismo.
Otra de las soluciones pasa por una reforma constitucional, que falta nos va haciendo, y se reformulen los papeles de los diferentes poderes.
Por un lado que el legislativo se independice del ejecutivo, derogando la existencia de la figura del Real decreto. De forma que el gobierno no pueda legislar a golpe de impulsos y dependa del parlamento para la formulación de su gestión durante los años de mandato. Por otra parte la reformulación de la figura del decreto-legislativo. Las cortes tienen que asumir su principal función que es la de la redacción y aprobación de leyes, y eso indicaría una mayoría de edad para las mismas. Solo se debe delegar en el gobierno cuando el parlamento, atendiendo al bien de la ciudadania, vea que es más eficaz permitir al gobierno legislar debido a las circunstancias de necesidad y otras que no son objeto detallar.
Por otro lado la relación entre Congreso de diputados y Senado debe de reequilibrarse de forma que ambas cámaras sean colaboradoras en la redacción de leyes de forma que cada una aporte su particular visión, la primera más política y la segunda más territorial. Y que la capacidad de vetar leyes o rechazarlas implique la necesidad de llegar acuerdos entre ambas cámaras para la generación de leyes más duraderas.
En la relación entre el poder Ejecutivo y el Judicial, es más peliaguda. Debemos de darnos cuenta que debemos de dar forma democrática al PODER coercitivo por antonomasía el Poder Judicial. Este es aquel poder que puede,salvo al legislativo, controlar a los demás poderes del estado con sus resoluciones y sus sentencias. Además esta imagen democrática debemos de convenir en que se dimensione y tenga capacidad suficiente para ser ágil, rápida, y que garantice la realidad del estado de derecho. Es evidente que no podemos crear un para-Estado que se nutra de los Presupuestos del Estado hipertrofiándose y fagocitando ingentes cantidades de los mismos. Aquí abogaría por determinar constitucionalmente la forma de elección de los miembros del poder Judicial, que su presidente fuera la persona más afín del gobierno siendo además el ministro de Justicia. Que constitucionalmente se establezca una ratio de Organos jurisdiccionales por población y territorio. No tiene mucho sentido que por cada partido pueblo haya una audiencia o tribunal, pero no sería extraño que lo hubiera por cada 10.000-25.000-50.000 o 100.000 habitantes,atendiendo al número medio de asuntos judiciales en un periodo de tiempo por unidad de población estudiada. Con ellos solventariamos la independencia, financiación y dimensión del poder Judicial en nuestros páis.
Esta serían,a juicio del autor de este pequeño blog de cosas diversas, la verdaderas reformas que necesita el estado español a priori. Posteriores artículos descubriremos reformas de otra índole que a mi juicio se deberían tener en consideración.
En el anterior artículo observamos que el mayor y más grave problema de nuestra democracia es la prevalencia del poder ejecutivo sobre los otros dos poderes: legislativo y judicial.
¿Ahora bien diagnosticado el problema cuales son las soluciones? Una es que sea el propio poder ejecutivo el que modere el uso de las herramientas que la constitución le otorga. De forma que reduzca su preponderancia sobre el poder legislativo y permita a este que haga su labor de crear leyes más que de controlar y fiscalizar el ejercicio del poder que la carta magna le confiere. Otra de las medidas es la potenciación de la estructura atrofiada del poder Judicial para que adquiera una dimensión acorde con las necesidades de los ciudadanos para solventar sus conflictos judiciales. Esta sería la opción de mayor y mejor voluntad por parte de los gobernantes. Pero la historia siempre nos demuestra que la buena voluntad no es la mejor de las herramientas para evitar que los "tiranos" o ambiciosos del poder abusen del mismo.
Otra de las soluciones pasa por una reforma constitucional, que falta nos va haciendo, y se reformulen los papeles de los diferentes poderes.
Por un lado que el legislativo se independice del ejecutivo, derogando la existencia de la figura del Real decreto. De forma que el gobierno no pueda legislar a golpe de impulsos y dependa del parlamento para la formulación de su gestión durante los años de mandato. Por otra parte la reformulación de la figura del decreto-legislativo. Las cortes tienen que asumir su principal función que es la de la redacción y aprobación de leyes, y eso indicaría una mayoría de edad para las mismas. Solo se debe delegar en el gobierno cuando el parlamento, atendiendo al bien de la ciudadania, vea que es más eficaz permitir al gobierno legislar debido a las circunstancias de necesidad y otras que no son objeto detallar.
Por otro lado la relación entre Congreso de diputados y Senado debe de reequilibrarse de forma que ambas cámaras sean colaboradoras en la redacción de leyes de forma que cada una aporte su particular visión, la primera más política y la segunda más territorial. Y que la capacidad de vetar leyes o rechazarlas implique la necesidad de llegar acuerdos entre ambas cámaras para la generación de leyes más duraderas.
En la relación entre el poder Ejecutivo y el Judicial, es más peliaguda. Debemos de darnos cuenta que debemos de dar forma democrática al PODER coercitivo por antonomasía el Poder Judicial. Este es aquel poder que puede,salvo al legislativo, controlar a los demás poderes del estado con sus resoluciones y sus sentencias. Además esta imagen democrática debemos de convenir en que se dimensione y tenga capacidad suficiente para ser ágil, rápida, y que garantice la realidad del estado de derecho. Es evidente que no podemos crear un para-Estado que se nutra de los Presupuestos del Estado hipertrofiándose y fagocitando ingentes cantidades de los mismos. Aquí abogaría por determinar constitucionalmente la forma de elección de los miembros del poder Judicial, que su presidente fuera la persona más afín del gobierno siendo además el ministro de Justicia. Que constitucionalmente se establezca una ratio de Organos jurisdiccionales por población y territorio. No tiene mucho sentido que por cada partido pueblo haya una audiencia o tribunal, pero no sería extraño que lo hubiera por cada 10.000-25.000-50.000 o 100.000 habitantes,atendiendo al número medio de asuntos judiciales en un periodo de tiempo por unidad de población estudiada. Con ellos solventariamos la independencia, financiación y dimensión del poder Judicial en nuestros páis.
Esta serían,a juicio del autor de este pequeño blog de cosas diversas, la verdaderas reformas que necesita el estado español a priori. Posteriores artículos descubriremos reformas de otra índole que a mi juicio se deberían tener en consideración.
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